Volver a Bolívar

Maryuri Romero (Abogada)

08/04/2024

Entre estás dos tendencias ha transcurrido desde siglos el proceso civilizatorio  global, siempre bajo la  mirada perpleja de algunos  ciudadanos que  prefieren la omisión, producto  de un escaso ascendramiento de conciencia social; o que teniéndola,  prefieren plegarse a lo fácil, a lo menos complicado; o peor aún,  a la común expresión «Así es el mundo.» 

Ello, sin saber que esa eticidad de la sociedad depende de todos, y más aún del educador, y de un hogar repleto de valores, legados en el caso de Venezuela por un Simón Rodríguez y un Simón Bolivar como ferviente lider ejecutor, ambos multiplicados por miles.

Y es que en la actualidad, y en suelo venezolano, hoy también se libran batallas que no son ajenas de las que se libran en otros países del mundo por eso de la «Geopolítica Mundial». Y sobre todo, se trata de una  lucha por mantener el poder en manos del pueblo, donde los protagonistas son los movimientos sociales, ya sea por una justa distribución de nuestras riquezas, por tener medios de producción social comunitarios, o por una Industrialización del país que preserve la naturaleza y no vaya en contra de esta. 

Pero también por una elevada organización y participación social, lejana del odioso clasismo excluyente. Todo esto frente a un perverso plan de acabar con la vida humana, bien sea mediante la explotación del hombre por el hombre; bien, con medios de producción concentrados en pocas manos, o pocas  empresas  transnacionales saqueadoras de recursos naturales y depredadoras del ambiente. Y lo más grave aún, a través de la extinción de la fauna, la flora; lo que llega hasta el extremo de propiciar la privatización de nuestros recursos vitales, como en el caso de los hídricos, como lo ha anunciado el presidente argentino Javier Milei.

Es una lucha desigual en la intención de poder llegar a construir un modelo político social progresista,   humanista,  de preservacion de la vida, de su reproducción y de su desarrollo, siempre contra la imposición de un modelo político colonizador, destructor de culturas, familia, hábitat y de esa vida. 

Por lo que considero que hoy estamos frente a nuestra oportunidad histórica  de volver a Bolivar, a sus ideales, y seguir luchando democráticamente, con votos, con  mucha conciencia y alta  participación democrática y protagónica. Sobre todo,  una lucha con una elevada conciencia bolivariana, nacionalista, por nuestra segunda independencia,  junto con toda Nuestra América . 

Eso pasó cuando Bolívar con los españoles y sigue pasando ahora con los EEUU.  Aún están vigentes las intenciones de los gringos de querer someter a la América Latina  toda.

Y no es como piensan algunos, que los yanquis vendrán a salvarnos. Pero lamento decir,  que no será  con ayuda, amiga y amigo  lector, vendrán  de nuevo con saqueo. Ellos despojaron de sus tierras a sus propietarios, los indígenas, para someterlas a la explotación de los recursos mineros y para las ganancias de las empresas, no para el pueblo.

América toda ha sido, desde la colonia, saqueada por los Imperios, y actualmente somos la garantía del  subsistencia de Europa. 

¡Despertemos! Es tu lucha. Es nuestra lucha por la segunda Independencia. Términos estos que aún no pasan de moda, aunque las redes sociales te digan lo contrario;  pues es una lucha distinta. Sí. Con otras armas. Pero por los mismos objetivos: nuestras riquezas.  Ya no es solo el petróleo, es tambien el litio, mineral que requieren las altas tecnologias como la requerida por la empresa Tesla. Y se las podemos proporcionar, pero eso sí:  a través de transacciones justas, equitativas, en un ganar – ganar, algo a lo que ellos se niegan. Pero también vienen por el Recurso Humano.

Aún falta por interiorizar y concientizar que nuestra lucha es interna y externa. Es contra el imperio norteamericano, el mayor agresor. Pero también es contra el corrupto, el  burócrata, el funcionario público ineficiente;  es contra quien abusa de su autoridad, pero es también contra el que pretende vender la patria; contra las empresas transnacionales de la comunicación  que te  envenenan el alma a través  de  las redes sociales, distorsionando  valores y principios culturales, tergiversando la información; es contra  las empresas farmacéuticas, que  a través de sus laboratorios inventan enfermedades para que le compres su producto; y contra la peor de todas: las empresas  que producen  armas,  generan las  guerras  y venden su nefasto producto para acabar con la vida en el planeta. De esa manera,  éstas reducen lo que llaman «gastos», que no son otros que los generados por pensiones de abuelos y abuelas europeos ¿Díganme si  todo esto no es perverso?

Por eso apuesto y seguiré apostando por un sistema de gobierno como el descrito por nuestro Libertador Simón Bolivar en su Discurso del Congreso de Angostura, y por aquel sistema político social que inició  en octubre de 1917con la Revolución rusa y se extendió a los países del noreste asiático. El mismo que en Venezuela arrancó con nuestro presidente Hugo Chávez, quien lo llamó socialismo bolivariano;  y al que luego el  alemán-mexicano Heinz Dietrich incluyó en otra categoría más abarcadora acuñada por él,  conocida como «Socialismo del Siglo XXI». Pero el término fue difundido mundialmente por el Comandante Supremo Hugo Chávez, a quien lamentablemente el imperio no dejó avanzar. 

Ahora  vemos cómo con las  inhumanas  medidas  coercitivas unilaterales impuestas por el decadente imperialismo estadounidense, siguen obstaculizando la gestión del presidente Nicolás Maduro.

En fin, al imperio no le conviene que alcancemos aquel sistema de gobierno pensado por nuestro libertador cuando dijo: «El  sistema de Gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de Felicidad posible, la mayor suma se Seguridad Social y la mayor suma de Estabilidad política» 

Y este  sistema de gobierno se puede lograr, respetable lector/a, con un sistema de economía mixta. Ese donde el capital privado se redimensione y se comprometa con el  respeto de  los derechos laborales y sociales de los trabajadores,  quienes con su fuerza de trabajo son vitales para la generación de riqueza.

Pero también es necesario  decirlo: se debe contar con  líderes bolivarianamente éticos, democráticos, que acepten críticas y sean autocríticos. Líderes con elevados valores morales,  solidarios, que  respeten y oigan al pueblo; líderes comprometidos con la patria, más que con su bolsillo;  líderes que prediquen con el ejemplo. Y sobró todo, líderes  respetuosos de las normas, leyes, y garantes de los derechos humanos.

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